Sin ellas la historia no está completa
Todos los
niños y niñas de España hemos memorizado, generación tras generación,
los nombres de los artistas más famosos e importantes que conformaron
esa magnífica Generación del 27. Un grupo de personas que vivieron en la
Residencia de Estudiantes de Madrid y se convirtieron en los nombres
más relevantes de la cultura española de todos los tiempos. Claro está
que siempre escuchamos hablar de ellos. Lorca, Cernuda, Salinas… todos
con tinte masculino pero ¿dónde estaban ellas? ¿No había un ellas?
Conocidas como Las Sinsombrero, las mujeres de la Generación del 27
aportaron tanto o más que sus contrapartes masculinos al arte de
España.
Ernestina de Campourcín (Vitoria 1905 – Madrid 1999)
Poeta
española, candidata al Premio Príncipe de Asturias en 1992. De
Campourcín publicó su primer poemario a los veintiún años y cuando
estalló la Guerra Civil sirvió como enfermera. Su experiencia traumática
e impactante en la guerra influyeron sus poemas durante el resto de sus
días. Exiliada, como otras tantas, volvió a España tras la caída del
régimen.
María Teresa León (Logroño 1903 – Madrid 1988)
Uno de los
mejores ejemplos de escritora e intelectual comprometida durante la
República y una de las voces más activas desde el exilio. León estudió
en la Institución Libre de Enseñanza y fue la primera española en
doctorarse en Filosofía y Letras. Durante la guerra fue secretaria de la
Alianza de Escritores Antifascistas y luchó por la salvación de las
obras de arte del museo del Prado. Además, fundó la revista El Mono
Azul, colaboró con Rafael Alberti en la revista Octubre y publicó más de
veinte libros a lo largo de su vida.

Concha Méndez (Madrid 1898 – México 1986)
Poeta y
editora, fue una de las compañeras de viajes y amiga inseparable de los
hombres de la Generación del 27. Junto a su marido, también poeta, creó
la imprenta La Verónica donde se imprimieron las grandes obras de la
época y por lo que se le considera una de las grandes divulgadoras de la
obra de su generación.
Maruja Mallo (Lugo 1902 – Madrid 1995)
Esta pintora
gallega viajó a Madrid con veinte años para estudiar en la Real
Academia de Bellas Artes de San Fernando donde se hizo gran amiga de
Margarita Manso, María Zambrano, Concha Méndez, Salvador Dalí, Federico
García Lorca o Luis Buñuel. Fue ella, junto a Margarita Manso, las que
dan nombre al grupo de las Sinsombrero, ya que llevaron a cabo esa
«locura» de pasear por la madrileña Puerta del Sol sin sombreros.
Republicana
hasta la médula, cuando estalló la guerra se trasladó a Portugal. Su
pintura estuvo siempre influenciada por el surrealismo e, incluso, Andy
Warhol dijo que «sus retratos eran un claro precedente del Pop Art
norteamericano».
María Zambrano (Vélez-Málaga 1904 – Madrid 1991)
Una de las
filósofas e intelectuales de nuestro país, tuvo como maestros a Ortega y
Gasset, Xavier Zubiri o García Morente. Pronto se convirtió en un
referente de su época aunque, como republicana comprometido, su nombre
intentó borrarse de la historia una y otra vez. Sin embargo, Zambrano
fue de las pocas mujeres reconocida tras la dictadura por su labor
intelectual como ensayista y filósofa.

Rosa Chacel (Valladolid 1898 – Madrid 1994)
Uno de los
nombres clave de la novela de la Generación del 27. Chacel era asidua a
las tertulias tan conocidas por la presencia de sus compañeros varones.
En ellas, entabló amistad con Ortega y Gasset, quien publicaría varios
artículos de ella en la revista Occidente. La guerra le llevó al exilio,
una época que acarreó muchos problemas económicos para Chacel y que
hizo que abandonase su vocación de escritora hasta que volvió a España
una vez acabada la dictadura.
Josefina de la Torre (Las Palmas de Gran Canaria 1907 – Madrid 2002)
Escritora,
poeta y actriz canaria es más conocida por su labor en el teatro que
como poetisa a pesar de que Gerardo Diego la incluyese en su Antología
Poética de 1934. Fundó varias compañías de teatro y durante el
franquismo permaneció en España publicando alguna que otra novela
comercial con un pseudónimo.
Marga Gil Roësset (Madrid 1908 – Madrid 1932)
Fue una niña
prodigio y una joven talentosa desde la cuna. Pronto se convirtió en
una conocida escultora e ilustradora tanto a nivel nacional como
internacional. Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí la introdujeron en
el mundo intelectual, momento en el que toda su creatividad estalló. Sin
embargo, en julio del 32, después de que casi toda su obra fuese
destruída, se quitó la vida.
«La realidad era yo en mi pequeñez, sin más arma que mi inteligencia, sin más capital que mi voluntad y mi perspicacia, mi capacidad de juicio para buscar mi propio destino», Rosa Chacel.
A parte de Las Sinsombrero, ha habido muchas otras mujeres que, de una forma u otra, contribuyeron a la literatura, al pensamiento, a la política, al arte y, en definitiva, a la historia de nuestro país pero de las que nunca —o casi nunca— se hablan. Otros nombres que deberían sonarnos, pero no lo hacen, son:
Clara Campoamor (Madrid 1888 – Lausana 1972)

Cierto es que poca gente no conoce a Clara Campoamor pero más cierto es aún que menos aún son los que la estudian en el colegio y, si se hace, se hace de pasada. Campoamor fue esa figura clave en la política y el feminismo español. Sin ella, no se hubiesen podido celebrar el 19 de noviembre de1933 las primeras elecciones democráticas con sufragio universal de España. Gracias a sus palabras en el Congreso hace ya más de ochenta años las mujeres españolas votamos hoy en día.
Margarita Nelken (Madrid 1894 – Ciudad de México 1968)
Esta
política española compartió tribuna con Clara Campoamor y Victoria Kent
durante la Segunda República; sin embargo, solo ella revalidó su escaño
durante las tres legislaturas de la misma, siempre con el Partido
Socialista. Con el estallido de la guerra se pasó al Partido Comunista,
al que también acabó abandonando. Lo que no abandonó desde su
adolescencia fueron sus proclamas feministas que tanto aportaron al
movimiento español. En el exilio ayudó en los campos de internamiento de
refugiados republicanos en Francia.
Federica Montseny (Madrid 1905 – Toulouse 1994)
Primera
ministra de la historia de España. Llegó a la cartera de Sanidad en
plena Guerra Civil e implementó medidas revolucionarias sobre prevención
de la enfermedad, eugenesia, sexualidad y control de la natalidad.
Además, reguló el decreto de interrupción voluntaria del embarazo. De
ideología anarquista, se exilió en Francia y no volvió a España hasta
dos años después de la muerte de Franco para retomar su labor en la CNT y
oponerse a los pactos de la Moncloa y al tipo de sistema instaurado
durante la Transición.

Enriqueta Otero (Lugo 1910 — Lugo 1989)
Maestra y
miliciana, la historia de Otero es de película: se alistó en la Brigada
Móvil de Choque de la 46ª División y pronto llegó a comandante. Además,
fue secretaria de Dolores Ibárruri «la pasionaria» durante la Guerra
Civil. Fue encarcelada cuando cayó Madrid y protagonizó una fuga masiva
de la cárcel. Sin embargo, se pasó gran parte de su vida en prisión;
incluso llegó a ser condenada a muerte, aunque una campaña internacional
consiguió anular esa pena. Otero saldría de la cárcel en 1966 y un año
antes de su jubilación volvería a ser habilitada como maestra.
Estos son
solo trece nombres, trece mujeres de entre otras muchas que deberían ser
recordadas en la historia reciente de nuestro país. La historia antigua
ya es otra cosa: esos nombres cada vez es más difícil recordarlos
porque casi han conseguido borrarlos.

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